El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) ha destacado las dificultades que dejan las consecuencias de la COVID-19 en los profesionales con discapacidad, coincidiendo con la celebración, el próximo domingo, 26 de septiembre, del Día Internacional de las Personas Sordas.

En concreto, los fisioterapeutas inciden en los mayores obstáculos a los que se enfrentan las personas sordas, y en este caso para los fisioterapeutas con discapacidad auditiva, “ante el incremento de nuevas barreras en la comunicación no solo personal, sino también en el plano de lo profesional”, explica la portavoz del CPFCM, Marta Rodríguez Pina.

Para esta fisioterapeuta con discapacidad auditiva, la mayor dificultad que supone la nueva normalidad viene “como consecuencia del uso obligatorio de las mascarillas” que, aunque considera necesario, “a muchas personas nos impide hacer lectura labial, fundamental para que las personas que no escuchamos podamos desarrollar el trabajo con normalidad”.

Por este motivo, considera que lo ideal sería trabajar para conseguir la utilización de mascarillas transparentes homologadas que permitiesen una mejor comunicación con los pacientes y compañeros de trabajo. “El primer paso sería conseguir que los propios compañeros utilizasen este tipo de mascarillas para mejorar la comunicación entre nosotros”, indica Rodríguez Pina.

En esta línea, la también fisioterapeuta con deficiencia auditiva, Paqui Guerrero, que trabaja en educación especial tratando a niños con discapacidades, incide en la dificultad añadida de trabajar con mascarilla no solo para los propios fisioterapeutas, sino también para los pacientes con dificultades auditivas, pues “el lenguaje gestual y la expresión de la cara que utilizo de apoyo en mis tratamientos con niños sordos, se hace imposible con la mascarilla convencional”.

Guerrero, consciente de la necesidad que supone el uso de las mascarillas y otras medidas de protección frente al virus, coincide en que una posible solución pasa por “encontrar una mascarilla transparente homologada que se adapte a las necesidades de protección frente a la COVID-19 y que permita la lectura de labios, las vocalizaciones y el lenguaje gestual que, en el caso de trabajar con niños con discapacidad intelectual es tan necesario y queda oculto con las mascarillas convencionales”.

Además, “el uso de pantalla facial frente a la mascarilla entre compañeros en reuniones y sesiones cuando las condiciones de distanciamiento social y los espacios amplios y ventilados lo permitan, así como disponer del tiempo necesario en las sesiones para transmitir y recibir la información necesaria relativa al tratamiento y adaptar las reuniones, presenciales o telemáticas a las necesidades comunicativas de las personas sordas”, son otras de las reivindicaciones de esta fisioterapeuta para acabar con las dificultades en este sentido.