El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM), reivindica una mayor presencia de su profesión en la recuperación de pacientes que han superado el coronavirus y pide a la Administración que facilite el acceso de los mismos a la atención fisioterápica.

Así lo ha puesto de manifiesto la Institución colegial ante la creciente situación de pacientes que, habiendo superado la enfermedad, se enfrentan a secuelas de diverso tipo derivadas de largos procesos de encamamiento y de otros factores de la enfermedad.

Tal y como explica la decana del CPFCM, Aurora Araújo, “es importante visibilizar que la fisioterapia puede ayudar a miles de pacientes que ya en sus casas sufren consecuencias de tipo no solo respiratorio, sino también muscular o incluso cardiovascular”. En este sentido, el CPFCM señala que el profesional adecuado es el fisioterapeuta pues, a través de diferentes técnicas, puede tratar algunas de las consecuencias del COVID-19 como la fatiga extrema, los problemas vasculares subsiguientes y secundarios, o incluso la existencia de una mayor predisposición a la formación de trombos.

Asimismo, indica que, en relación a las consecuencias respiratorias de la enfermedad, el fisioterapeuta será el encargado de conseguir reeducar el patrón ventilatorio que deja la neumonía bilateral, así como de realizar un reentrenamiento al esfuerzo controlado.

“En el apartado respiratorio, el principal foco lo encontramos en devolver la capacidad de caminar, subir y bajar escaleras o el sencillo hecho de levantarse de una silla sin fatigarse y para ello, los fisioterapeutas somos los encargados de pautar, siempre de manera individualizada, programas de ejercicio terapéutico que combinen trabajo de fuerza y resistencia para conseguir la recuperación de la mayor calidad de vida posible”, indica el fisioterapeuta y miembro de la Junta del CPFCM, Raúl Ferrer.

A nivel muscular, la principal consecuencia a la que se enfrentan estos pacientes es la “debilidad” causada por la pérdida de masa muscular asociada a la falta de actividad o a los largos periodos de encamamiento. En estos casos, los fisioterapeutas aconsejan seguir las recomendaciones de actividad diaria de treinta minutos e ir “adaptando ejercicios de carga progresiva para alcanzar las necesidades de cada persona en su vida cotidiana”, matiza Ferrer.

Sin embargo, los fisioterapeutas alertan también de que existen otro tipo de secuelas a las que no se está prestando tanta atención como son las relativas al aparato cardiovascular y “en muchos casos nos encontramos con pacientes que están sufriendo trombosis venosas profundas o incluso ictus relacionados –o que coexisten– con el COVID-19 y es un escenario próximo al que nos tenemos que enfrentar”, explica.

MAYOR PRESENCIA EN LA RECUPERACIÓN

Ante este escenario, los fisioterapeutas consideran que existe un demanda sanitaria y social “más que justificada” para que se consiga una mayor integración de los fisioterapeutas en este espacio de pacientes COVID-19 que tienen en alta pero no están recuperados. “Lo necesario es voluntad política para que los fisioterapeutas ocupemos ese espacio y podamos tratar a los pacientes que, aunque estables, no están recuperados como indican los datos; pues han de llevar un seguimiento en domicilio con unas pautas mínimas de recuperación que actualmente no se están dando y que puede ocasionar un gasto futuro al sistema por no haber actuado en el momento adecuado”, zanja Ferrer.