El juego terapéutico es parte de las intervenciones que necesitan los niños recuperados de un cáncer.

Fisioterapia para niños con cáncer

La fisioterapia aplicada antes de los tratamientos puede evitar secuelas como la atrofia muscular y minimizar otras, como neuropatía, fatiga oncológica o la osteoporosis.

Hoy, 21 de diciembre, es el Día Nacional del Cáncer Infantil, una enfermedad de la que se diagnostican1.100 nuevos casos cada año en España entre niños de 0 a 14 años. Los tipos más comunes en estas edades son: leucemia (30%); tumores del sistema nervioso central (22%); tumores cerebrales (20%); y los linfomas (13%), según las cifras de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

A esto se suman otros 400 casos al año entre adolescentes (entre 15 y 19 años), también tratados por profesionales de pediatría, entre los que hay mayor incidencia en linfoma, tumores óseos y tumores del sistema nervioso central, por este orden.

Los datos invitan al optimismo: el porcentaje de curación es bastante elevado, del 80% de los casos en personas de entre 0 y 14 años, según la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer. Además, la evolución se mantiene estable desde los años 90. Pero la vulnerabilidad de los pacientes invita a no bajar los brazos en la lucha contra la enfermedad.

Es por ello que el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) se suma al llamamiento que supone la celebración de este día nacional y hace hincapié en el papel que la fisioterapia puede jugar en la mejora de este tipo de pacientes.

Según explica Borja Recuenco, vocal de la Comisión de Fisioterapia en Oncología y Cuidados Paliativos del CPFCM, “en España trabajamos con cuatro referentes básicos del tratamiento oncológico en niños y adolescentes: radioterapia, quimioterapia, cirugía y trasplante. Son tratamientos que consiguen erradicar la enfermedad gracias a que, siendo sus tejidos jóvenes, embrionarios, plásticos y más moldeables y adaptables, pueden aplicarse tratamientos más intensos sin poner en riesgo la vida del paciente”.

Sin embargo, el precio es que causa un efecto directo sobre el desarrollo, una ‘cicatriz’ en ese organismo joven en forma de diversas secuelas que van más allá de la fase aguda de la enfermedad y la estancia hospitalaria, y pueden permanecer largo tiempo o incluso toda la vida del paciente”, matiza Recuenco.

Aportación de la fisioterapia

El grado de secuelas es elevado: el 70% de menores de ese 80% que sobreviven cinco años después del tratamiento padecen secuelas a largo plazo que pueden afectar al crecimiento, maduración y desarrollo.

Uno de cada 800 adultos es superviviente de cáncer pediátrico en la actualidad. Y uno de cada tres supervivientes padecerá una complicación que puede poner en riesgo su vida, como un segundo cáncer, accidentes cerebrovaculares prematuros, infartos, diabetes o hipertensión arterial. De ahí la importancia de la rehabilitación y seguimiento de estos casos por parte del fisioterapeuta oncopediátrico dentro de un  equipo interdisciplinar que atienda de forma integral la parte física, cognitiva, emocional y social de esos supervivientes antes, durante y después del tratamiento oncológico.”, añade Borja Recuenco.

La fisioterapia actúa en todas las fases del desarrollo de la enfermedad para mejorar la calidad de vida de los pacientes, aminorar los efectos de los tratamientos y ayudar con las secuelas posteriores. Entre las más comunes, se producen: disminución de la fuerza muscular, neuropatía periférica, disminución de la capacidad funcional, incremento de la fatiga, niveles elevados de ansiedad y miedo, y pobre interacción social.

Estas son las principales actuaciones que lleva a cabo la fisioterapia, dentro de equipos interdisciplinares, con la infancia afectada por cáncer:

Intervención intrahospitalaria:

.- El trabajo se centra en mejorar la función e independencia del paciente, intentando también implicar a su familia como parte activa del tratamiento. Niñas y niños necesitan una estimulación, experimentación y aprendizaje activo especial para su normal desarrollo. La hospitalización disminuye la motivación, la energía y la actividad sensitiva y eso repercute en el estado general del niño.

.- Es importante que el fisioterapeuta participe desde el momento del diagnóstico, para poder realizar un evaluación del estado del paciente infantil antes del tratamiento o intervención. Así puede trabajar en la prevención de las secuelas que son habituales en función del tipo de tratamiento. Un ejemplo claro es la atrofia muscular que aparece cuando hay una estancia larga en cama; un mes de inmovilidad supone la pérdida del 50% de la masa muscular y la prevención puede evitarla.

.- El tratamiento se debe ir adaptando a las circunstancias que puedan surgir: aislamiento inverso en momentos de bajada de defensas, procesos febriles o alteraciones sanguíneas que impidan la actividad física, necesidad de ejercicios de fisioterapia respiratoria tras una intervención quirúrgica con ventilación mecánica, etc.

.- Otro nivel de intervención es el de los cuidados paliativos intrahospitalarios, en los que el objetivo será el confort del paciente y que incluyen: pautas posturales, movilizaciones pasivas y activo-asistidas, fisioterapia respiratoria para mejorar ventilación y ayudar al drenaje de secreciones, etc.

Intervención extrahospitalaria:

.- Muchas familias no saben que cuando los niños vuelven a casa un fisioterapeuta especializado puede ser el apoyo que necesitan para mejorar las secuelas de la enfermedad y de los tratamientos. El fisioterapeuta extrahospitalario atiende a las secuelas en fase subaguda y crónica.

.- Como ejemplos, la quimioterapia puede provocar alteración cardio-respiratoria y fatiga oncológica; la radioterapia, alteración del crecimiento y desarrollo de la piel, la musculatura o los huesos; la cirugía, dolor, cicatrices quirúrgicas, amputaciones o el daño cerebral adquirido secundario a la neurocirugía; y, si no se han podido prevenir, están los efectos de la inmovilización en largos periodos de encamamiento como atrofia muscular, osteoporosis y alteración del desarrollo psicomotor.

.- Otra de las secuelas más comunes es la neuropatía, que afecta a nivel de sensibilidad a manos y pies, que repercute en el equilibrio, la marcha, motricidad, la escritura, el nivel de manipulación de objetos, etc.

.- En general, el juego terapéutico y el ejercicio físico adaptado son parte de las intervenciones que necesitan los niños recuperados de un cáncer.

.- Cuidados paliativos, cuando las familias deciden pasar ese final de la vida de sus hijos en sus domicilios. Se interviene con fisioterapia respiratoria, alivio del dolor, etc.

Según concluye Borja Recuenco, “el futuro de la fisioterapia oncológica pediátrica está en la investigación y la formación. La primera, para afianzar conocimientos sobre esta enfermedad y crear herramientas nuevas; y la segunda, para disponer de fisioterapeutas expertos y que las familias sepan que tienen el apoyo de profesionales especializados cuando se enfrentan a un cáncer pediátrico”.

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