Los fisioterapeutas madrileños recomiendan aprovechar las altas temperaturas del verano para apostar por la fisioterapia acuática como herramienta de prevención, tratamiento y recuperación de lesiones, utilizando las propiedades que ofrece el agua para ello.
Se trata de una de las apreciaciones que recoge el videoconsejo del mes de julio de la campaña ’12 meses, 12 consejos de salud’, que el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) realiza junto al Colegio de Fisioterapeutas de Cataluña, el Colegio Oficial de Fisioterapeutas del País Vasco, el Colegio Oficial de Fisioterapeutas de Navarra, el Colegio Oficial de Fisioterapeutas de Galicia, el Colegio Oficial de Fisioterapeutas de la Comunidad Valenciana, el Colegio Oficial de Fisioterapeutas de La Rioja y el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Cantabria de forma conjunta y que este mes dedican a informar sobre los beneficios de la fisioterapia acuática: https://www.youtube.com/watch?v=WCExc_MfPyI&feature=youtu.be
En el clip, los fisioterapeutas explican que la fisioterapia acuática se basa, fundamentalmente, en la realización de terapia física en el agua, utilizando sus propiedades con el objetivo de mejorar la función, actividad y participación de los pacientes en su propio tratamiento. En este sentido, destacan que algunas propiedades del medio acuático como el menor peso o la presión hidrostática, son factores que facilitan la ejecución del tratamiento.
Y es que, tal y como explica la secretaria general del CPFCM, Montserrat Ruiz-Olivares, “gracias al empuje hacia arriba que ejerce el agua sobre nuestro cuerpo, experimentamos una disminución de nuestro peso real y cuanto mayor sea la profundidad, menos pesaremos y podremos mejorar la amplitud de los movimientos, haciéndolos más ágiles, fáciles, menos dolorosos y fatigantes y consiguiendo también reducir la sobrecarga articular, aportando mayor autoconfianza”. Además, “cuanto mayor sea la profundidad, mayor presión hidrostática ejercerá el agua sobre nuestro cuerpo sumergido, produciendo un mayor retorno venoso y linfático y ayudando a disminuir los posibles edemas”, añade.
La adaptación térmica es otro de los factores que influyen en el buen resultado de este tipo de tratamientos en el agua pues “este medio, al retener una gran cantidad de calor, es un magnifico conductor”, explica Ruiz-Olivares, que incide en que “su temperatura se podrá regular en función del efecto terapéutico buscado”. De esta forma, mientras el agua caliente produce una vasodilatación superficial y un incremento del riesgo sanguíneo que ofrece un efecto analgésico, antinflamatorio y relajante; el agua fría hace el efecto contrario produciendo una vasoconstricción que disminuye la inflamación y aumenta el umbral del dolor y la actividad muscular.
Por último, el CPFCM recuerda que la fisioterapia acuática, además de estar recomendada para cualquier tipo de población y condición de salud, ofrece un entorno diferente que rompe la rutina terapéutica, haciéndolo idóneo para favorecer la participación, disminuyendo el riesgo a fallar y aumentando la tolerancia a la frustración.