El tratamiento con fisioterapia contribuye a minimizar las consecuencias de la pérdida de movilidad producidas por la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), al tiempo que trabaja por mantener el mayor grado posible de autonomía en las personas que la sufren.
Se trata de una de las consideraciones que hace el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) con motivo del Día Mundial de la Esclerosis Lateral Amiotrófica, más conocida como ELA, que se celebra el 21 de junio. Esta enfermedad afecta cada año a entre 400 y 800 personas en España, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Y es que, aunque la fisioterapia no puede revertir ni evitar el proceso degenerativo que causa la ELA, sí puede mantener la musculatura, las articulaciones y el estado físico, en general, en las mejores condiciones posibles. Por este motivo, tal y como explica el fisioterapeuta de la Asociación Española de ELA y portavoz del CPFCM, Raúl Escudero, “una persona sedentaria y que no realiza ningún tipo de actividad física tendrá más dificultades para adaptarse a los cambios que se van produciendo según avanza la enfermedad”.
Además, el trabajo del fisioterapeuta no se centra únicamente en evitar las retracciones de la musculatura o aliviar el dolor derivado de posturas mantenidas, sino que también permite mantener la musculatura en estado óptimo, aprender a adaptar los gestos cotidianos a las capacidades físicas de cada persona en las distintas etapas de la enfermedad, o saber cómo actuar en situaciones de urgencia. “Nuestro trabajo va siempre encaminado a proporcionar al enfermo una óptima calidad de vida, adaptándonos a sus capacidades y necesidades según va evolucionando la enfermedad”, indica Escudero.
El CPFCM hace hincapié también en que la presencia del fisioterapeuta es fundamental en todas las fases de la enfermedad, aunque tendrá objetivos y funciones diferentes en cada una de ellas. Así, en la fase inicial se explicarán al paciente qué tipo de ejercicios realizar y con qué intensidad y frecuencia para evitar una fatiga muscular excesiva que pueda acelerar el proceso degenerativo.
Una vez que la enfermedad vaya avanzando, el fisioterapeuta comienza a asistir al paciente en determinadas funciones que habrá ido perdiendo y a actuar en diversas circunstancias o dificultades que vayan surgiendo. “Es en esta fase donde la presencia física del profesional fisioterapeuta se vuelve cada vez más importante y necesaria, ya que el enfermo deja de poder realizar ejercicios por sí mismo”, explica Escudero.
En cualquier caso, el CPFCM recuerda que la labor del fisioterapeuta en todas las fases es también la de acompañar al paciente y a su familia, aportándoles las explicaciones y consejos sobre el manejo de ayudas técnicas que puedan necesitar, así como actuaciones que han de llevar a cabo en caso de urgencia.