Coincidiendo con la celebración del Día Mundial contra el Cáncer, el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (ICPFCM) recuerda que el papel de la fisioterapia antes, durante y después de un tratamiento oncológico es clave para mejorar la calidad de vida del paciente.

Así lo afirma la integrante de la Comisión de fisioterapia oncológica y cuidados paliativos del CPFCM, Ángela Río.“El papel de la fisioterapia en el cáncer es, a día de hoy, uno de los grandes desconocidos. El fisioterapeuta debería ser el principal aliado del paciente oncológico desde el momento del diagnóstico”.

En este sentido, los fisioterapeutas madrileños destacan que el fisioterapeuta especializado en oncología debería estar incluido desde la fase anterior al tratamiento, con el objetivo de preparar al paciente y trata sus tejidos para los efectos derivados del tratamiento con quimioterapia, radioterapia o cirugía. Asimismo, también es fundamental la presencia de estos profesionales durante la fase de tratamiento, tal y como destaca Ángela Río, “sobre todo para minimizar tanto los efectos secundarios como las secuelas a nivel de sistema cardiovascular, muscular, articular o nervioso”. Un proceso que no culmina y se vuelve más esencial si cabe en la fase posterior, cuando el fisioterapeuta puede ayudar a paliar las consecuencias del tratamiento y prevenir trastornos asociados.

En esta fase se tratarían las cicatrices, se trabajaría para recuperar la movilidad, el equilibrio, la postura y la fuerza, y se seguirían las pautas adecuadas para prevenir problemas como el linfedema. Es decir, se trataría al paciente para que éste recupere su funcionalidad lo antes posible a través de diferentes técnicas de fisioterapia, como la terapia manual, el masaje oncológico o ejercicio terapéutico.

Desde el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid señalan también la necesidad de integrar a los profesionales fisioterapeutas en los equipos multidisciplinares que atienden a los pacientes oncológicos, con el objetivo de trabajar juntos con un objetivo común en función de las necesidades del afectado. De este modo, el paciente resultaría beneficiado, ya que, tal y como destaca el Colegio, para desarrollar un correcto procedimiento es necesario que el fisioterapeuta conozca el tipo de tumor, el tratamiento utilizado, la medicación, el tipo de cirugía que se ha realizado y su evolución, así como los efectos secundarios que se han presentado o se esperan o las indicaciones y contraindicaciones en función del momento de la enfermedad.

“Poco a poco nos vamos acercando al mundo ideal”, destaca Ángela Río, “porque el correcto abordaje del paciente oncológico debe ser mediante un ‘big team’ formado por médicos (oncólogos, radio oncólogos, entre otros), enfermeras, fisioterapeutas, psico oncólogos, terapeutas ocupacionales, nutricionistas y otros tantos profesionales sanitarios”.

Los fisioterapeutas madrileños recuerdan que profesionales especializados en oncología dentro de su campo profesional llevan años trabajando “en la sombra” con pacientes de cánceres ginecológicos, digestivos, de cabeza y cuello o sarcomas. Pero, tal y como afirman, dado el crecimiento exponencial del cáncer y en consecuencia, de sus secuelas, cada vez este papel irá cobrando mayor importancia. “Es una parcela apenas conocida, que cuenta con innumerables beneficios para mejorar la calidad de vida del paciente que sufre o ha sufrido un cáncer”.