La Fisioterapia ayuda a aumentar la autonomía de las personas con lesión medular.

Reduciendo las secuelas de las lesiones medulares

El perfil mayoritario de lesionados medulares por traumatismo en la actualidad son mayores de 65 años que se han caído de manera fortuita. La Fisioterapia ayuda a aumentar su autonomía.

El 3 de diciembre es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, concepto que incluye un amplio abanico de situaciones, y el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) ha puesto el foco este año en las lesiones medulares.

Durante décadas, la causa más frecuente de lesión medular por traumatismo en España fueron los accidentes de tráfico y la franja de edad principal era la de adultos jóvenes, de 18 a 30 años.

Ese perfil ha cambiado en la actualidad. “Nos encontramos, sobre todo, con personas de más de 65 años. Se han caído de manera fortuita y les ha provocado una lesión medular de tipo incompleta, que no afecta a toda su médula espinal. Esta realidad está muy relacionada con el crecimiento de la esperanza de vida en España”, explica Marina Milian, de la Comisión de Fisioterapia en Neurología del CFPCM.

Los síntomas más comunes de una lesión medular son la pérdida total o parcial de la movilidad y de la sensibilidad por debajo del nivel en donde el paciente tiene la lesión, lo que puede afectar al control de sus esfínteres, tanto urinario como fecal, y a su esfera sexual.

También puede afectar a la piel: las úlceras por presión resultan frecuentes y peligrosas para esta población. Y, según dónde se localice la lesión y si es completa (que afecta a toda la médula espinal) o incompleta, puede tener repercusiones incluso sobre los sistemas respiratorio y el nervioso autónomo (regula acciones involuntarias, como la frecuencia cardiaca, respiratoria o la digestión, entre otras).

Qué puede aportar la Fisioterapia

El objetivo que persigue la Fisioterapia en estos pacientes es generar el mayor grado de independencia. “Intentamos recuperar sus capacidades motoras para que sean autónomos y aumentar así su calidad de vida, y eso pasa por la inclusión”, continua Marina Milian.

El tratamiento se apoya, principalmente, en ejercicio terapéutico, para conseguir un aumento de la fuerza y de la resistencia, mejoras en el equilibrio y en el control del tronco.

La Fisioterapia también busca conseguir la bipedestación (que el paciente pueda mantenerse de pie); y si no es posible de manera activa, con herramientas pasivas, ortesis, bipedestadores e incluso algunas herramientas de nuevas tecnologías. En aquellas lesiones en las que estas personas aún tienen capacidad de caminar, el objetivo es reeducar el patrón de los movimientos y optimizarlos, tratando de recuperar las habilidades previas a la lesión.

Frente a una persona que reciba tratamiento fisioterápico, quien no cuente con ese apoyo en su rehabilitación, habitualmente, presenta desacondicionamiento físico general.

Además, los pacientes que no acuden a rehabilitación durante un tiempo sienten una disminución de la fuerza y de la resistencia.

Las nuevas tecnologías también aportan mejoras muy significativas en el tratamiento rehabilitador, especialmente en las fases iniciales de la lesión medular: antes de los 18 meses post lesión. Hay herramientas que permiten realizar terapias intensivas, cuantificar la dosis de actividad y un seguimiento y monitorización constantes.

Con las familias y los cuidadores

El papel del fisioterapeuta es clave dentro del equipo multidisciplinar que atiende a personas con lesión medular. De hecho, ya hay fisioterapeutas expertos en neurorrehabilitación en las unidades de cuidados intensivos de algunos hospitales en la Comunidad de Madrid.

Durante la fase aguda, los pacientes suelen tener cubiertas las necesidades en cuanto a su rehabilitación. En cambio, la situación cambia una vez que tienen el alta en estos centros, ya que la rehabilitación a partir de ahí es básicamente privada.

Sin embargo, es importante promover el servicio de Fisioterapia también en fases crónicas de la lesión, ya que esta patología acompaña al paciente a lo largo de la vida”, recuerda Marina Milian.

A la vez, la Fisioterapia es una fuente de educación. Es necesario que tanto paciente como su entorno (familia y asistentes personales) conozcan la patología y su tratamiento, para colaborar en la rehabilitación y favorecer la adherencia al tratamiento. “Y, como la rehabilitación del paciente crónico es privada, si la familia puede facilitar desde el domicilio actividades que promuevan el que estas personas se mantengan más activas, mejor”, concluye Milian.

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