Entre las tareas que desarrolla el Colegio está la de acercar la profesión a la ciudadanía y, en este sentido, hemos recibido una pregunta en torno a la laserterapia, que hemos trasladado a la Comisión de Electroterapia, formada por fisioterapeutas que tienen un conocimiento profundo de este entorno.
Compartimos la información que aportan e invitamos una vez más a las personas colegiadas a colaborar con alguna de las más de 30 comisiones que hay en el CPFCM.
Laserterapia
La fisioterapia cuenta cada vez con más herramientas para el tratamiento de lesiones y disfunciones osteomusculares que reducen la movilidad y restan calidad de vida a los pacientes. Una de ellas es la laserterapia, la terapia con láseres de media y baja potencia, que actúan como reguladores y normalizadores de la función celular.
La evidencia indica que hay mejoras significativas si se aplica acompañando otras técnicas. No se trata de una panacea para curar cualquier problema y no ha producido cambios importantes en personas sanas, pero el láser sí ha sido efectivo en tejidos lesionados (1).
Al aplicar láser en las zonas afectadas del paciente se desencadenan los mecanismos funcionales de las células, gracias a fotones que producen reacciones fototérmicas y fotoquímicas. Son procesos que se observan con la luz normal, pero que, en el caso del láser, y por sus características monocromáticas e intensas, permiten una mayor absorción de energía por parte del cuerpo. Esto se traduce en una mejor respuesta a la hora de activar procesos biológicos que pueden ayudar a las personas.
En concreto, se ha demostrado que el uso del láser en fisioterapia contribuye a normalizar los parámetros bioquímicos y hematológicos del paciente, lo que tiene un efecto antiinflamatorio que, en combinación con otras terapias, ayuda a mejorar su situación.
Además, la laserterapia tiene efectos analgésicos, ya que la luz genera un bloqueo nervioso que normaliza el potencial de la membrana celular por la inducción de la liberación de la β-endorfina.
Por último, esta técnica tiene un efecto bioestimulante y trófico, por lo que activa los procesos de reparación celular, contribuye a la formación de vasos sanguíneos y regenera las fibras nerviosas. Todo ello, sin dañar tejidos sanos. De hecho, varias investigaciones han demostrado mejoras en tejidos circundantes en los que había inflamaciones, úlceras o neuralgias.
Esta técnica sirve para tratar la mayoría de las patologías musculoesqueléticas (dolores articulares, artrosis/itis, tendinopatías, lesiones musculares y reabsorción edema, ulceras, incisiones, cicatrices, quemaduras etc.) y puede ser aplicada por cualquier fisioterapeuta titulado, sin necesidad de formación adicional. (2)
Limitaciones
Sin embargo, existen limitaciones en el uso de laserterapia en fisioterapia: por un lado, está contraindicada en procesos tumorales, así como en zonas cercanas a los ojos o en pacientes con fotosensibilidad o enfermedades cuyo tratamiento puede generar fotosensibilidad (como procesos bacterianos).
Además, hay una limitación respecto al tipo de láser que se usa en fisioterapia de entre los disponibles en el mercado. En este sentido, se utilizarán únicamente los de media potencia (que atraviesan la piel hasta unos 3,5 centímetros y suelen ser infrarrojos) y de baja potencia (que actúan a escala superficial, preferentemente para el abordaje terapéutico de cicatrices, heridas, úlceras y quemaduras). Esto deja fuera el uso de láseres de alta potencia, reservados generalmente a cirugías, y cuya complejidad, por sus mayores implicaciones en el paciente, queda fuera del ámbito de la fisioterapia. (3)
No obstante, están empezando a publicarse estudios sobre la alta potencia en fisioterapia, manteniéndose en unos parámetros terapéuticos establecidos.
