La mayoría de españoles que toman vacaciones en verano eligen un destino de playa para refrescarse. Sobre todo, en un año como 2022, que está presentando unas temperaturas elevadas.
Pero, con más frecuencia de la que se piensa, un baño divertido puede convertirse en un grave problema: cerca del 6% de las lesiones medulares se producen por zambullidas imprudentes, según datos de la Fundación Lesionado Medular. Especialmente, entre menores de 30 años y durante los meses de julio y agosto.
Por eso, el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) y la Fundación del Lesionado Medular (FLM) unen esfuerzos para informar a la población e intentar reducir este volumen de lesiones.
“Muchas personas, por desconocimiento, se lanzan al agua desde alturas, ya sea un trampolín o una roca elevada, pensando que no hay riesgo. Pero ese riesgo existe y es grande; sobre todo, para quien no tiene una preparación previa. Puede zambullirse en una zona sin la profundidad adecuada o hacerlo de un modo incorrecto, provocando una lesión”, advierte Aurora Araújo, decana del CPFCM.
“Las lesiones por zambullida son una causa todavía importante, y tenemos que concienciar a la población de ello”, afirma Susana Martín, directora gerente de la Fundación del Lesionado Medular. “Particularmente, los jóvenes no son conscientes del peligro que supone y del número de casos que, cada época estival, llegan a los hospitales de referencia. Desde la Federación Nacional ASPAYM se hace, todos los años, una campaña sobre este tema, pero es importante que los profesionales también tomen partido en concienciar a la población de este riesgo”.
Baños sin peligro
Un accidente en el agua puede provocar un traumatismo craneoencefálico o una lesión medular, como le ocurrió a Ramón Sampedro tras lanzarse desde un acantilado, en quien está inspirada la película “Mar adentro”.
Los fisioterapeutas madrileños y la Fundación Lesionado Medular ofrecen una serie de recomendaciones, para reducir riesgos:
.- Evitar las zambullidas imprudentes. Hay que extremar las medidas de precaución, especialmente con los niños. La mejor manera es no lanzarse al agua desde una altura elevada.
Ni siquiera, de un trampolín, si la persona no tiene el entrenamiento necesario, tras haber pasado por una escuela de natación que cuente con esa formación específica.
Las zambullidas imprudentes en playas, piscinas, ríos y pantanos suponen una de las primeras causas de lesiones medulares, junto a las caídas y los accidentes de tráfico. En España se producen entre 800 y 1.000 lesiones medulares al año.
.- No hay que tirarse al agua en zonas en las que se desconozca su profundidad o donde haya podido variar, como ocurre muchas veces en playas, ríos y pantanos, de manera que esa persona puede dañarse al chocar contra la masa de agua o contra la arena del fondo.
Tampoco hacerlo en un lugar con aguas turbias, que impidan ver el fondo, ni lanzarse nunca si hay escasa profundidad.
Los daños del impacto pueden ser muy graves, con lesiones irreversibles en los peores casos, que solo tienen un tratamiento paliativo.
.- Por eso, hay que entrar en el agua con cuidado y de forma progresiva, caminando.
.- Incluso, hay peligro si una persona se adentra corriendo en el agua y se lanza de cabeza contra una ola. Este impacto sobre la cabeza puede provocar una lesión vertebral y dañar la médula.
.- Hay que saltar al agua con los brazos extendidos, para que protejan la cabeza y el cuello. De este modo, en caso de impacto, los brazos irán por delante de la cabeza, evitando un mal gesto del cuello que puede generar problemas cervicales.
Mejor tirarse de pie que de cabeza.
.- Corrientes o mareas cambiantes son otros riesgos a evitar cuando no se tiene un buen conocimiento de la zona, que pueden costar la vida incluso a un bañista experimentado.
.- Si ocurre un accidente por una mala zambullida, hay que sacar a la persona del agua con sumo cuidado y ponerla en una superficie rígida. Es muy importante mover el cuerpo en bloque en todo momento para evitar lesiones a nivel de cuello/columna.
Comprobar que esa persona puede respirar. Si no es así, intentar liberar su vía aérea, cerciorándose de que no haya nada en la boca que obstruya la vía aérea, sin mover el cuello o la cabeza.
Llamar a emergencias (112/ 061) y seguir estrictamente sus instrucciones.
No trasladar a la persona afectada en un vehículo particular, porque se podría empeorar la lesión. Hay que esperar a que llegue una ambulancia.