Así lo explica la fisioterapeuta de la unidad de suelo pélvico de la Fundación Jiménez Díaz, recordando que el suelo pélvico es el gran desconocido de la anatomía de la fisiología tanto de hombres como de mujeres y que “a pesar de que la incontinencia urinaria afecta a tres de cada cuatro mujeres, no es algo exclusivo, pues se da también en el 25% de los hombres”. En este sentido, la experta incide en la diferencia entre el suelo pélvico de mujeres y hombres, y ha recordado que “los hombres tienen un suelo pélvico diferente que no sufre una serie de problemas inherentes a la mujer, como pueden ser los embarazos, partos, cambios hormonales o la menopausia”.
Además, asegura que “a pesar de que puedan estar normalizadas, o se consideran frecuentes, las pérdidas de orina no son normales en ninguna situación” y ha hecho hincapié en que “las pérdidas de orina no son las únicas consecuencias de las disfunciones de suelo pélvico, y existen otros dolores como los provocados por las contracturas de la musculatura de la zona”.
Prevención y ejercicio
Urcelay insiste en que “la prevención es fundamental y que debemos aprender a trabajar nuestro suelo pélvico evitando prácticas y hábitos que puedan ser perjudiciales como el tabaquismo o la obesidad”. Además, “hacer una buena preparación durante el embarazo y evitar deportes de impacto como los abdominales clásicos, contribuye a mejorar la musculatura de esta zona. Los abdominales hipopresivos, en cambio, no perjudican al suelo pélvico”, informa.
Asimismo, la fisioterapeuta explica como en las unidades de suelo pélvico trabajan con los ejercicios de Kegel que, según ha declarado “se pueden hacer en cualquier momento, menos en uno y es que, en contra de la creencia extendida, no se debe cortar el chorro del pis cuando se orina, ya que los reflejos por los que se regula el sistema miccional se ven perjudicados al hacerlo”.
Por último, la que es también autora del libro “¿Mearte de risa?, ni de broma”, incide en la importancia de la educación para aprender a utilizar los músculos del suelo pélvico. “El momento ideal para aprender a trabajar estos músculos es en los institutos, a los 15 o 16 años”, concluye.