La actividad física, herramienta fundamental para evitar enfermedades cardiovasculares

La actividad física ayuda a controlar los principales factores de riesgo cardiovascular como son el tabaquismo, el estrés, el sedentarismo, la obesidad o la diabetes.

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo occidental, por lo que el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid insiste en la importancia de identificar los factores de riesgo

Es por ello que, los fisioterapeutas, reivindican su papel en este sentido pues, tal y como explica la fisioterapeuta y portavoz del CPFCM, Andrea Araújo Avendaño, “este profesional es uno de los encargados de enseñar al paciente los parámetros normales de cada uno de estos factores, que se evalúan a través de diferentes técnicas como control de constantes vitales y analíticas, y de explicárselos en lenguaje menos técnico”.

Una vez analizados los resultados, el fisioterapeuta será el encargado de dirigir las sesiones de entrenamiento que habrá diseñado previamente, así como de supervisar que se realicen de manera adecuada para evitar y controlar los posibles efectos adversos que puedan ocurrir. “El fisioterapeuta es también el encargado de instruir al paciente para que sea capaz, por sí mismo, de realizar sus sesiones de entrenamientodiarias y avanzar en la práctica deportiva, atendiendo a las sensaciones que va experimentando su cuerpo, aprendiendo también a diferenciar entre lo patológico y lo deseado”, indica Araújo Avendaño. 

El objetivo fundamental es que el paciente adquiera hábitos cardiosaludables y los incorpore a su vida de manera permanente ya que, tal y como evidencia Araújo Avendaño, “llevar hábitos cardiovasculares saludables después de un evento coronario es relativamente fácil gracias al factor miedo, que rápidamente se transforma en motivación. El reto está en conseguir que el paciente mantenga estos hábitos cuando reinicie su vida normal”. 

Otro de los recursos con los que cuenta el fisioterapeuta son las charlas educativas que se ofrecen al paciente en las que se le proporciona información fiable y contrastada para que pueda seguir correctamente su tratamiento. “Se trata, eso sí, de charlas dirigidas a diferentes aspectos del tratamiento y cualquier miembro del equipo multidisciplinar que trata al paciente, debe ser capaz de impartirlas”, matiza Araújo Avendaño.

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