La fisioterapia aplicada al tratamiento de la artritis es una herramienta fundamental para evitar la pérdida de movilidad en las articulaciones durante los períodos agudos de esta enfermedad, que afecta en la actualidad a más de un millón de personas en España en sus cuatro tipologías.
La artritis reumatoide es una enfermedad crónica autoinmune que causa la inflamación de la membrana sinovial de las articulaciones (la que cubre los cartílagos), causando dolor, hinchazón, sensación de rigidez y pérdida de la movilidad articular.
Para Antonio Torralba, presidente de ConArtritis, es imprescindible “movilizar las articulaciones y dotarlas de flexibilidad para no perder la movilidad en cada brote”. En este sentido, destaca el trabajo que realizan los fisioterapeutas en pro de los pacientes con artritis. «Su técnica va mucho más allá de un simple masaje”, asegura.
Por su parte, Jose Antonio Martín Urrialde, decano del CPFCM, insiste en que la fisioterapia actúa como una herramienta fundamental en los períodos agudos de esta enfermedad, al tiempo que incide en la necesidad de mantener una estrecha colaboración entre los fisioterapeutas y los pacientes de artritis para que ésta deje de ser “una patología oculta”.
El reumatólogo Javier García detalla que se trata de una enfermedad inflamatoria crónica que cursa en brotes, cuya falta de tratamiento “conduce a la destrucción articular, generando menoscabo funcional y discapacidad”. Según comenta, su origen es desconocido, aunque tiene un componente genético y ambiental que puede influir en su desarrollo. La actividad física, tal y como ha indicado Francisco García-Muro, fisioterapeuta y profesor de la Universidad San Pablo CEU, es fundamental para atenuar el dolor y mejorar la calidad de vida de los enfermos de artritis. En su opinión, ha de ser un ejercicio terapéutico planificado, en el que el paciente “aprenda a escuchar a su propio cuerpo y sea capaz de superar sus límites de forma segura”. “Hay que moverse incluso en el peor de los momentos”, explica.
Este ha sido precisamente el ejemplo de Marieta Álvarez, profesora de ballet clásico y flamenco que lleva 16 años conviviendo con la enfermedad. Ella, que sufre rigidez en muñecas y tobillos, apunta que hacer ejercicio a diario es importante para evitar que se atrofien las articulaciones. Además, indica que para afrontar esta enfermedad es necesario también mantener un buen estado de ánimo.
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