Los problemas de salud mental están creciendo en España. ¿Se están adoptando suficientes medidas desde las administraciones públicas?
Se conjugan dos circunstancias. Por un lado, hay indicadores que nos hacen pensar en un crecimiento de estos problemas; por ejemplo, los preocupantes datos de suicidio en jóvenes. Sin embargo, por otra parte, algunos tenemos la impresión de que la sociedad comienza a ser consciente de los problemas emocionales, y conductuales en general, de las personas. Esa sensibilidad social antes no existía, ayudó a esto la ola de consecuencias psicológicas de la Covid-19.
En cuanto a los gestores públicos están aumentando los presupuestos destinados a salud mental, pero el modelo sigue siendo el mismo. España no ha adoptado aún un modelo biopsicosocial que defienden expertos como John Read en el Reino Unido desde hace 20 años, sino un modelo «bio-bio-bio», que se centra en el control de los síntomas psicóticos, ansiosos o depresivos mediante fármacos, básicamente.
Los llamados trastornos mentales no son principalmente causados por la bioquímica del cerebro, su esencia tiene que ver con la vida y las circunstancias sociales de las personas. El desequilibrio químico de la serotonina en la depresión es simplemente un mito o un bulo interesado; recomiendo leer “Chemically Imbalanced”, el último libro de la catedrática de Psiquiatría Joanna Moncrieff.
¿Qué otras medidas urgentes serían necesarias?
Por ejemplo, una medida que urge es crear unidades de deprescripción en las que retirar paulatinamente y con seguridad los psicofármacos. A muchos pacientes se los recetan durante años, acumulando sus efectos secundarios adversos.
A propósito de esas unidades, deberían incluir fisioterapeutas expertos en salud mental, ya que tenemos evidencia fuerte de que el ejercicio sirve para para prevenir una futura depresión, por ejemplo.
La situación es muy preocupante entre los jóvenes: desde 2017 se ha triplicado el número de personas con problemas psicológicos. ¿Hay programas específicos para ellos?
Me parece especialmente relevante una unidad recién creada en la Comunidad de Madrid para mejorar la salud mental y social de los menores desde el ámbito educativo, que coordina José Antonio Luengo, un psicólogo con una dilatada trayectoria de compromiso con el bienestar de los jóvenes. Esta novedosa actuación está enmarcada en el Instituto Superior Madrileño de Innovación Educativa (ISMIE).
Por otro lado, y según la reivindicación del Consejo General de la Psicología, urge potenciar la figura del psicólogo educativo que ha desaparecido como tal, siendo sustituida por los orientadores en los centros educativos.
A la vez, la precariedad agrava este asunto: el 38% de las personas jóvenes no van a terapia por no poder costeárselo. ¿Dada la situación económica, la salud mental de la sociedad española será peor en los próximos años?
Desgraciadamente, es posible que así sea. Pero yo incidiría más en un abordaje de prevención o en las causas, más que en la terapia psicológica, que es el eslabón final.
¿Qué papel ocupa el dolor crónico como generador de problemas de salud mental en España?
El dolor crónico da lugar a síntomas ansiosos y depresivos que retroalimentan esa respuesta compleja que es el dolor. Sin haberlo visto de cerca, es difícil de imaginar lo que el dolor crónico desestructura la vida a un paciente. De estos aspectos hablamos en el Congreso Nacional de Dolor y Fisioterapia, que organizó el CPFCM con la SED el pasado octubre.
¿Es importante promover la actividad física entre personas con problemas psicológicos?
Es importante en todas las personas y más aún en aquellas con trastornos psicológicos.
Los problemas que experimentan estos pacientes les hacen reducir su actividad y eso empeora su condición física, su apetito, su sueño…
A esto se suman los casos en los que hay un uso prolongado de psicofármacos, ya que los efectos secundarios también deterioran la condición física del paciente. Por eso es relevante la fisioterapia.
¿Qué beneficios puede aportar la fisioterapia a las personas con trastornos mentales?
El fisioterapeuta es el profesional experto en prescripción de ejercicio terapéutico a pacientes, y ese ejercicio tiene un efecto positivo sobre el estado del ánimo. Además, el ejercicio programado se realiza en muchas ocasiones en grupo o en la naturaleza, que son fuentes de reforzadores naturales para las personas.
¿Qué otro rol puede desempeñar un fisioterapeuta respecto a estos temas?
Por lo longitudinal del tratamiento, es habitual que los pacientes les cuenten a sus fisioterapeutas cosas ajenas a la lesión que se está tratando.
Fisioterapeutas entrenados en conocimientos básicos de Psicopatología podrían realizar una labor de detección precoz y derivación a tratamientos de salud mental. Desgraciadamente, el peso que se da a la formación en Psicopatología a los fisioterapeutas es mucho menor que la formación que disponen por ejemplo en Enfermería o Terapia Ocupacional. Me gustaría que los fisioterapeutas estuvieran más formados en este ámbito para poder colaborar con ellos.
¿Está lo bastante integrada la Fisioterapia dentro de los equipos multidisciplinares que abordan la salud mental? ¿En la sanidad pública y en la privada?
La Fisioterapia debería desempeñar un papel específico en este ámbito, pero esto no ocurre. Algunos fisioterapeutas se centran en un abordaje exclusivamente biomecánico, mientras que los conocimientos sobre neurociencia y procesos conductuales podrían maximizar su trabajo propio fisioterápico.
Para cambiarlo, hacen falta jornadas, formación y espacios de divulgación como esta entrevista.
¿El resto de profesionales sanitarios conocen lo que puede aportar la Fisioterapia en este ámbito de la salud mental?
No, no creo que lo conozcan. Yo soy un psicólogo con fortuna pues investigo e imparto docencia mano a mano con fisioterapeutas. Rehabilitación, movimiento y conducta (Psicología) tienen mucho que ver.
