En edades tempranas, la actividad física, supervisada por un fisioterapeuta, es esencial para prevenir algunos de los síntomas de esta patología, como son posibles retracciones y deformaciones

El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid ha recordadola importancia de la figura del fisioterapeuta en el tratamiento de la espina bífida, producida por un defecto de cierre del tubo neural en el embrión durante las primeras fases del embarazo. 

Y es que, tal y como explica la profesora de Fisioterapia de la Universidad Europea de Madrid y fisioterapeuta de la Fundación DACER, Vanesa Abuín, “aunque el papel del fisioterapeuta en el tratamiento de los pacientes con espina bífida depende de la edad y nivel de lesión, entre otros factores, el movimiento es fundamental y los fisioterapeutas somos los profesionales del movimiento, por lo que debemos fomentarlo de forma activa”. 

En este sentido, la fisioterapia debe estar presente en el tratamiento de esta patología en todas sus fases, promoviendo la actividad física y los buenos hábitos posturales en niños y adolescentes, y trabajando en la prevención del dolor en la edad adulta. 

Por ello, aunque el tratamiento con fisioterapia desde el momento del nacimiento puede ayudar a prevenir ciertos síntomas que esta enfermedad puede producir a medio y largo plazo, “la labor del fisioterapeuta se extiende durante toda la vida del paciente, acompañándole, a él y a su familia, durante todo el proceso, conscientes de que será un proceso con mucha actividad y ejercicio terapéutico”, afirma Abuín. 

Asimismo, el fisioterapeuta actúa con problemas de movilización con ejercicios específicos y trabajo multidisciplinar para conseguir que la persona que padece espina bífida sea más activa en los diferentes aspectos de su vida diaria, “desde la escuela y el parque infantil, hasta en la vida adulta”, concluye Vanesa Abuín.

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