La fisioterapia mejora la movilidad, la fuerza muscular y la capacidad pulmonar de estos pacientes y aumenta su autonomía, lo que repercute en la autoestima de estas personas.
Las personas con esclerodermia, además de enfrentarse a las dificultades de la enfermedad, como la fatiga o el dolor en articulaciones y músculos, deben luchar contra su invisibilidad. El 29 de junio es el Día Mundial de la Esclerodermia, una gran ocasión para dar a conocer esta enfermedad autoinmune, de origen desconocido, que afecta a tres de cada 10.000 personas, principalmente a las mujeres.
El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) quiere contribuir a la sensibilización y dar a conocer los principales tratamientos fisioterápicos para tratar la esclerodermia y cuidar a las personas que la padecen. Además, la pandemia de la COVID-19 ha resaltado aun más la importancia de proteger a los pacientes con esclerodermia, especialmente a aquellos con afección pulmonar y a los que toman medicamentos inmunosupresores, ya que tienen inmunidad reducida y son vulnerables a tener síntomas más severos si contraen el virus.
La esclerodermia conlleva un exceso de producción de colágeno que se va acumulando en la piel y en algunos órganos internos. La piel es precisamente el órgano más afectado, pero también pueden verse involucrados órganos internos, como los pulmones, entre otros, que generan consecuencias graves.
“La fisioterapia ofrece un amplio abanico de tratamientos, que deben ser individualizados, porque la sintomatología es diversa y no todos los pacientes presentan las mismas secuelas”, declara Mercedes Franco, presidenta de la Comisión de Fisioterapia Dermatofuncional del CPFCM, quien destaca la capacidad de la Fisioterapia para mejorar la calidad de vida de las personas con esclerodermia. Entre los tratamientos figuran el uso de hidroterapia para estimular la circulación, el sistema nervioso vegetativo y la rigidez articular; la terapia manual, que es fundamental para disminuir la fibrosis del tejido, las contracturas y calambres; y la ejecución de programas de ejercicios específicos para mejorar la movilidad.
Otras alternativas que ayudan a disminuir la rigidez de las articulaciones son el uso de parafina o parafangos antes de comenzar los ejercicios y estiramientos; el uso de electroterapia para disminuir el dolor; la fototerapia con láser; así como una buena higiene postural y el cuidado de la piel. Además los fisioterapeutas madrileños consideran fundamental el tratamiento con fisioterapia respiratoria, ya que sin ella se agudizan los síntomas de la fibrosis pulmonar y de la afectación cardiaca.
El Colegio recuerda, por último, que es primordial trabajar en equipos multidisciplinares donde estén englobados todos los profesionales involucrados.
“La fisioterapia, nuestra mejor aliada”
Según Teresa Bello, presidenta de la Asociación Española de Esclerodermia (AEE), la “invisibilidad” es otra de las dificultades a las que se tiene que enfrentar las personas afectadas. “Si no se ve la enfermedad parece que no existe”, dice. “Nuestro entorno desconfía porque no aprecia signos externos de la esclerodermia. Todo esto hace que tengamos dificultades para hacernos entender entre nuestros allegados, tanto en nuestro entorno familiar, como social y laboral”.
“La fisioterapia ayuda a los pacientes con esclerodermia aliviando nuestros síntomas y mejorando nuestras capacidades. Con la fisioterapia mejoramos nuestra movilidad y la fuerza muscular; además, minimizamos la discapacidad mientras que aumentamos nuestra autonomía e independencia, algo muy importante para nuestra autoestima y salud mental. También optimizamos nuestra higiene postural, la funcionalidad de las manos y la musculatura facial; y, por último, mejoramos nuestra capacidad pulmonar”, aclara Bello, quien considera que la fisioterapia “es nuestra mejor aliada”.
En este sentido, el Colegio y la AEE han firmado recientemente un convenio de actuación conjunta en materia de investigación, formación y mejora de tratamientos.
El Colegio quiere aproximarse cada vez más a diferentes colectivos de pacientes, como es el de esclerodermia, a través de acciones bien dirigidas al colectivo y/o a la población, en general.