La fisioterapeuta Chus Jiménez, nos ha señalado la necesidad de “conocer los pormenores de la situación de la persona que acude a consulta” para determinar la estrategia a seguir a la hora de pautar los programas de ejercicios.
Así, ha recordado que “factores como la edad, la forma física, el tipo de diabetes, el tratamiento médico prescrito o el historial clínico de cada paciente influyen directamente en la prescripción y en la ejecución del ejercicio”.
Además de la personalización del tratamiento, Chus Jiménez incide en que “es preciso disponer de un conocimiento específico en este campo y, a ser posible, supervisar los niveles de glucosa en sangre antes, durante y después del ejercicio con punciones digitales o con dispositivos para el monitoreo continuo de glucosa”.
En este sentido, el seguimiento del estado del paciente durante la sesión terapéutica es fundamental para garantizar la progresión de los resultados a corto, medio y largo plazo. “Tanto la persona con diabetes como el fisioterapeuta deben tener en cuenta cómo responde el organismo en relación a los niveles de glucemia, la ingesta de carbohidratos y la necesidad de insulina durante cada sesión de ejercicio terapéutico”, indica Jiménez.
No obstante, pese a la versatilidad de las actividades terapéuticas aplicadas según las circunstancias personales del paciente, no está justificada la renuncia a estos ejercicios porque sus beneficios quedan demostrados a nivel científico y la propia experiencia los avala.