Y es que las alteraciones cardiovasculares producen anualmente hasta cuatro millones de fallecimientos, siendo la causa de la tercera parte de las muertes de los europeos mayores de 35 años, según datos de la Revista Española de Cardiología.
En este sentido, cabe destacar que, si bien hay factores de riesgo que no son modificables, como la genética o la edad, algunos de los más comunes, como la obesidad, la diabetes, el tabaquismo y el sedentarismo, sí lo son y pueden ser evitados con prevención y un estilo de vida saludable.
Es por ello que el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid destaca la importancia de la figura del fisioterapeuta como profesional indiscutible en el uso del ejercicio terapéutico preventivo para evitar estos posibles riesgos. “El fisioterapeuta ha de ser el pilar básico y de referencia en el uso del ejercicio físico, tanto a nivel preventivo, como de recuperación funcional en las enfermedades cardiovasculares, pues tiene competencia, tanto en el ámbito de la aplicación técnica del ejercicio físico como herramienta terapéutica, como por su formación como agente y educador para la salud” explica el especialista en Rehabilitación Cardiaca y portavoz de la Institución colegial, Joaquín Domínguez Paniagua.
Asimismo, señala que “el ejercicio físico es un importante factor cardioprotector y un elemento vertebral de un estilo de vida saludable para el corazón”, por lo que recomienda llevar a cabo 150 minutos semanales de actividades moderadas o 75 de ejercicio intenso para mantener una buena salud cardiaca.
“En cualquier caso, cuando la prevención fracasa, la mayoría de los pacientes que han sufrido alguna enfermedad cardiovascular deben seguir programas multidisciplinares de rehabilitación cardiaca en los que de nuevo el ejercicio físico vertebra la recuperación del paciente”, explica este experto.
Por último, los fisioterapeutas madrileños recuerdan que, aunque en España está clasificado como país de bajo riesgo en mortalidad provocada por enfermedades cardiovasculares, el gasto sanitario que producen en la eurozona gira en torno a los 196.000 millones anuales, y en muchos casos, con prevención, podrían evitarse.