La legislación protege al personal sanitario cuando un paciente o sus acompañantes tienen un comportamiento hostil o agresivo.

Cuando un paciente abusa de sus derechos

La legislación protege a los pacientes en su relación con el personal sanitario. Pero también salvaguarda a los profesionales cuando un paciente tiene un comportamiento hostil o agresivo.

Ha llegado al Observatorio de Acoso y Hostigamiento del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) el caso de una paciente cuyo comportamiento fue agresivo sobre su fisioterapeuta, sin ningún motivo.

Tras explicarle la metodología de trabajo y su tratamiento, la paciente no quedó contenta. Amenazó al colegiado con pedir la hoja de reclamación si no le dedicaba más tiempo, le exigió que le adelantase la cita con el médico (que no es función del fisioterapeuta), e incluso que emplease para el tratamiento un volante de otra parte del cuerpo. Al no lograr sus objetivos, le estuvo insultando en público en el lugar de trabajo, una clínica de rehabilitación.

Repasamos los aspectos legales y te ofrecemos algunas claves, recordando también que, entre los objetivos del Observatorio, están el registrar este tipo de situaciones, asesorar y acompañar a la víctima, visibilizar y concienciar al colectivo, etc.

Derechos de los pacientes

Los pacientes, cuando se relacionan con el personal sanitario, tienen que contarles aspectos personales íntimos; muchas veces, mostrar su cuerpo; y someterse a pruebas y actuaciones. En esas circunstancias, los riesgos de sufrir vulneración a la dignidad, a la intimidad, a la libertad, etc., aumentan frente a la mayoría de las relaciones humanas.

El Derecho ha reaccionado frente a esos riesgos desarrollando el Estatuto del Paciente, un conjunto de normas y principios que regulan los derechos y deberes de las personas en el entorno de la atención sanitaria.

Pero no todo son derechos, los pacientes también tienen obligaciones.

Deberes de los pacientes

La legislación actual no recoge de una manera expresa los deberes de los pacientes, pero sí establece una serie de obligaciones indirectas, como la de proporcionar información veraz, de respetar normas generales y específicas de los servicios sanitarios, de colaborar con el personal sanitario y de ejercer su autonomía de forma responsable”, explica Monserrat Ruiz-Olivares, fisioterapeuta, graduada en Derecho y miembro del Observatorio de Acoso y Hostigamiento del CPFCM.

La normativa también presupone un comportamiento responsable del paciente respecto a su salud, especialmente en el ejercicio de sus derechos. De no hacerlo de una manera correcta y responsable, se podría incurrir en abuso de derecho.

Abuso de derecho

Se denomina abuso de derecho al uso de un derecho de forma contraria a su finalidad legítima, con intención maliciosa, temeraria o con ánimo de causar un perjuicio injustificado”, aclara Monserrat Ruiz-Olivares, que pone como ejemplos, en el caso de pacientes, familiares o acompañantes:

  • Solicitar de forma reiterada y sin motivo actuaciones, informes o documentos.
  • Insistir en acceder a profesionales concretos sin justificación médica.
  • Exigir tiempos de atención o preferencias que alteren el normal funcionamiento sanitario.
  • Utilizar el derecho a la información clínica para acosar al personal sanitario.
  • Usar los cauces de reclamación de forma intimidatoria, constante, agresiva.

Una exigencia abusiva de los pacientes puede llevar a situaciones violentas y agresivas, vulneraciones de derechos y a provocar un incumplimiento de los deberes profesionales, como el de correcta prestación de las técnicas propias de su disciplina o el de hacer un uso racional de los recursos, produciendo un perjuicio al profesional, a la institución y/o al sistema sanitario”, señala Monserrat Ruiz-Olivares.

Colectivo vulnerable

El personal sanitario tiene que afrontar a diario situaciones de enfermedad, dolor, estrés, incertidumbre, desconcierto, miedo, etc., circunstancias que hacen que sea un colectivo vulnerable ante comportamientos impulsivos y violentos.

Cada año, el Ministerio de Sanidad publica un informe sobre agresiones a sanitarios en España, que están experimentado un aumento, mermando la calidad asistencial y la cohesión del sistema de salud.

Y ejercer la Fisioterapia puede ser más arriesgado incluso. El contacto y la cercanía que conllevan a veces los abordajes y la soledad en algunas consultas privadas pueden llevar a aumentar las situaciones violentas, además de insinuaciones molestas por parte de algunos pacientes.

Medicina defensiva

El empoderamiento mal interpretado del paciente puede aumentar las actuaciones abusivas y las agresiones al personal sanitario, generando la denominada medicina defensiva (MD), que se define como toda aquella desviación de la práctica clínica que se produce como consecuencia del temor, por parte del profesional, a que se le pueda interponer una queja o reclamación”, continúa Monserrat Ruiz-Olivares.

De ese modo, los sanitarios priorizan su defensa legal frente a una medicina basada en la evidencia. La MD combina un conjunto de acciones que no tienen como principal interés el beneficio del paciente, sino acceder a solicitudes injustificadas para protegerse. Implicaría por ejemplo la prescripción de un número exorbitado de sesiones o de pruebas diagnósticas, en su mayoría innecesarias, para evitar posibles denuncias.

Este comportamiento se traduce en riesgos para la seguridad y bienestar del paciente, efectos adversos de la actividad clínica, sobrediagnóstico, sobretratamiento o tratamiento innecesario, que puede acarrear daños y un malgasto de los recursos sanitarios. “Prescribir un exceso de pruebas, de fármacos, de sesiones sin indicación, en una sociedad donde los recursos son limitados, es éticamente irresponsable, atenta contra la seguridad del paciente y compromete la sostenibilidad del sistema”, concluye Ruiz-Olivares.

Para más información sobre el Observatorio de Acoso y Hostigamiento del CPFCM, pincha aquí.

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