Artículo de opinión de Ester Cerezo Téllez, colegiada nº: 5.492
El embarazo y el parto son etapas que hacen a la mujer más vulnerable para sufrir alteraciones en la esfera pélvica, incrementando la posibilidad de presentar incontinencias, prolapsos, dolor e inestabilidad en la pelvis. En estas etapas, la dinámica y el equilibrio pélvicos se ven comprometidos, convirtiéndose éste en un periodo estresante para las diferentes estructuras que se encargan de estabilizar y permiten la funcionalidad del suelo pélvico (SP).
El fisioterapeuta ha demostrado que su labor es fundamental en este campo, restaurando el equilibrio de dicha esfera, en la que el diafragma, el abdomen, la zona lumbar y el suelo pélvico juegan un papel tan fundamental, en tanto que cualquier desequilibrio produce disfunciones de SP.
En el número 260 de la revista “30 Días de Fisioterapia”, correspondiente al mes de febrero de 2022 (págs. 26 y 27), se publicó el artículo titulado “El parto vaginal incrementa el riesgo de disfunción del suelo pélvico». Efectivamente, el paso del bebé por el canal del parto es un factor de riesgo para padecer patología de suelo pélvico y la prevalencia de dicha patología se incrementa con la instrumentalización. La disfunción del suelo pélvico depende, por tanto, de cuan íntegro quede el periné tras el parto, ya sea con reeducación o sin ella.
Esto implica que la realización de una valoración de SP tras el parto y el planteamiento de una reeducación con el fin de recobrar esa integridad disminuirá el riesgo de padecer una disfunción y la resolverá si existiera. En ningún caso, la alternativa será la cesárea; ese daño a la integridad del SP es un mal menor en comparación a los riesgos que supone una intervención quirúrgica. Cuando, además, la cesárea, aunque presenta una prevalencia menor de daño del suelo pélvico también afecta al mismo.
Un ejemplo claro de esto es que aparece una mayor prevalencia de dispareunia en cesárea frente a parto natural, a los seis meses. Habría entonces que pensar que, si el parto en sí es un factor de riesgo para una disfunción de SP y que la instrumentalización aumenta los riesgos de disfunción del mismo, quizás el enforque de parto natural, menos intervencionista, con una preparación al parto desde una vista multidisciplinar, sería la opción más adecuada.
El parto natural por vía vaginal es la mejor opción tanto para la mamá como para el bebé, por un lado, porque este tipo de parto, fisiológico, supone menos riesgos para ambos y porque la posterior recuperación es mejor. Salvo contraindicación (macrosomía fetal y diámetros de canal de parto pequeños, parto de nalgas, gemelar, madre añosa o demasiado joven, entre otros) donde su ginecólogo valorará realizar una cesárea programada o salvo urgencia en el parto, donde realizará una cesárea de urgencia, en caso de riesgo vital.
En el caso de la cesárea, la reeducación del SP también es imprescindible y requiere más tiempo porque además del reequilibrio de la esfera abdominopélvica y restauración de la integridad del periné, hay que tratar la cicatriz de los diferentes planos que seccionan y programar ejercicio progresivo a partir de los dos meses.
Se hace, por tanto, evidente la necesidad de prevención mediante un abordaje multidisciplinar conjuntamente entre fisioterapeuta, matrona y ginecólogo que permita atenuar el miedo de la madre de cara al alumbramiento. Primero, por la información recibida en la preparación al parto. Segundo, por la seguridad que le ofrece dar a luz de forma controlada en un hospital, de la forma más natural posible, entendiéndolo como un proceso fisiológico, acompañada in situ por su matrona y/o obstetra. Y tercero, por el aprendizaje y trabajo físico que ha hecho previamente con su fisioterapeuta, que le permiten tener la mejor condición física de cara al alumbramiento. Todo esto hace a la madre ente activo de su proceso de parto y postparto, disponiendo de los recursos para afrontar cualquier complicación.
En definitiva, la fisioterapia dota a la paciente de recursos que, dentro de un abordaje holístico, conjuntamente con enfermería y medicina, le ayudan tanto en la preparación como en el postparto, no solo para llevar un embarazo saludable, sino también para la prevención y tratamiento de las disfunciones de suelo pélvico derivadas de este proceso y que, tratadas a tiempo, pueden tener una resolución completa.
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