La osteoporosis se caracteriza por una debilitación del tejido óseo que supone un aumento del riesgo de fractura de los huesos y puede derivar en patologías mayores. Además, es una enfermedad que se suele presentar de manera “silenciosa” hasta que aparece definitivamente y muestra sus efectos.
Por este motivo, el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) recuerda que es fundamental mantener hábitos de vida saludables, cuidando nuestra dieta y realizando ejercicio físico, para prevenir la aparición de patologías como la osteoporosis que puedan afectar a nuestros huesos, el anclaje sólido sobre el que asentamos nuestro cuerpo. Sin embargo, una vez ha aparecido la enfermedad, la fisioterapia puede contribuir a la recuperación del tejido óseo.
En este sentido, José Santos, secretario general del CPFCM, recuerda que “aunque no hayamos tenido hábitos saludables a lo largo de nuestra vida orientados a la prevención de la osteoporosis, aún se puede combatir una vez que se manifiesta visiblemente”.
LA IMPORTANCIA DE LA FISIOTERAPIA EN EL TRATAMIENTO DE LA OSTEOPOROSIS
Aunque existen varios tipos de osteoporosis, los más comunes son los derivados de la edad, la postmenopausia y la inmovilización o fractura; y son por tanto los que la fisioterapia aborda con mayor frecuencia.
Así, una de las técnicas más efectivas es la magnoterapia, que con las indicaciones y seguimiento correcto, es útil para el tratamiento de todos los tipos de osteoporosis ya que además, sus contraindicaciones son mínimas.
Además, el ejercicio terapéutico en los casos en los que el paciente tiene hábitos de inactividad, resulta fundamental para el tratamiento de esta patología. “Cuando los músculos traccionan del tejido óseo, favorecen su mineralización, por lo que la actividad física programada será uno de los instrumentos más útiles y nuestra mejor aliada en el tratamiento de esta patología” ha recordado José Santos.
El fisioterapeuta, especialista en esta disciplina, será el encargado de planificar, orientar y pautar los ejercicios adecuados en cada caso, prestando especial atención a la situación del paciente y al tipo de carga que pueda soportar. En este sentido, cabe recordar los beneficios de actividades como caminar o deportes como la natación, que no suponen gran carga contra la gravedad.
La educación postural cobra también especial importancia en el tratamiento de la osteoporosis, ya que esta enfermedad puede generar dolor tanto en posición vertical como horizontal, por lo que el fisioterapeuta debe ayudar al paciente a alcanzar una serie de posturas adecuadas y a llevar a cabo las transiciones con el menor dolor posible.
Asimismo, los fisioterapeutas pueden educar al paciente en técnicas de relajación que favorezcan la circulación, elevando así el umbral del dolor de forma natural, y ofreciendo al paciente cierto control sobre su patología.
Por último, el CPFCM insiste: Un buen diagnóstico es imprescindible para detectar la osteoporosis cuanto antes y, tras este diagnóstico, es el fisioterapeuta el profesional indispensable que va a trabajar día a día con el paciente para mejorar su calidad de vida, poniendo a su disposición las diferentes técnicas que pueden contribuir a frenar esta enfermedad que afecta cada día a más gente.