El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa, crónica y progresiva que afecta a muchos sistemas; entre ellos, al sistema motor, provocando rigidez, lentitud en el movimiento y temblor. Viene provocado por la falta de una sustancia llamada “dopamina”, que se encarga de que las personas realicen los movimientos con toda normalidad.
El párkinson también afecta a los sistemas no motores. La neurodegeneración empieza antes y se ha evidenciado que sus síntomas aparecen como depresión, reducción de olfato, estreñimiento y trastorno del sueño, lo cual hace confundir muchas veces el verdadero diagnóstico, que se alarga entre uno y tres años de media.
Los últimos estudios en España evidencian que el párkinson no afecta a todas las personas por igual y existen diferencias en cuanto a sexo en ambos síntomas. Además, la enfermedad no siempre evoluciona de un nivel al siguiente: sólo el 15% de los casos llega a los estadios más dependientes.
El CPFCM quiere mostrar su apoyo a quienes tienen párkinson y reclama también un mayor respaldo desde el sistema público español, que no cubre en la actualidad el tratamiento no farmacológico de estas personas, como es la neurorrehabilitación; son las asociaciones de pacientes, sobre todo, quienes tienen que financiarlos.
“El tratamiento no farmacológico es fundamental en estos pacientes. La fisioterapia neurológica asesora, acompaña y analiza a las personas con párkinson en las diferentes etapas de la enfermedad”, explica Ana Herrero de Hoyos, presidenta de la Comisión de Fisioterapia en Neurología del CPFCM.
La fisioterapia durante la enfermedad de Parkinson
Ana Herrero de Hoyos resalta que “la fisioterapia hace posible el movimiento en las personas con párkinson”. En este sentido,la fisioterapia tiene como objetivo mejorar la calidad de ese movimiento, consiguiendo un mayor control postural, estabilidad y una marcha más ajustada a la normalidad. Todo ello, para minimizar la espasticidad, la fatiga y temblores, además de prevenir futuras lesiones.
La fisioterapia ha de estar presente en todos los estadios de la enfermedad. Desde las primeras etapas, para mantener y frenar la progresión de la sintomatología motora, hasta las últimas, para dar la mayor calidad de vida al paciente.
Entre otros aspectos, la fisioterapia actúa:
- Previniendo dolores;
- Trabajando la fuerza, tono muscular y elasticidad del sistema musculoesquelético;
- Entrenando la marcha, para superar los bloqueos;
- Reeducando patrones de movimiento, dándole la mayor amplitud a las articulaciones;
- Con fisioterapia respiratoria, manteniendo y ampliando los volúmenes que se puedan ver mermados;
- Ejercitando las reacciones de equilibrio y enderezamiento, para así evitar caídas.
A quién afecta
El párkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común a nivel mundial -tras el alzhéimer-. También ocurre en España, donde se estima que afecta a unas 160.000 personas en la actualidad, aunque instituciones como la Universidad Complutense de Madrid elevan esta cifra hasta las 300.000 personas. La Federación Española de Párkinson calcula que el 30% de los casos aún no han sido diagnosticados.
Según las estadísticas, en 2040 se convertirá en la “enfermedad grave” más común, afectando a más de 14 millones de pacientes en todo el mundo.
Aunque las probabilidades de tener párkinson aumentan con la edad, sobre todo a partir de los 60 años, no es solo una enfermedad de mayores. El 30% de las personas afectadas tienen menos de 65 años; y el 15% tiene entre 45 – 60 años. Existe incluso el “párkinson juvenil”, en menores de 15 años, pero es muy raro.
Se desconocen las causas de la enfermedad, por lo que no se puede prevenir, pero sí es posible abordar desde diferentes enfoques la sintomatología, desde la farmacología hasta la neurorrehabilitación, para aminorar la progresión del párkinson y su intensidad, manteniendo la calidad de vida de los pacientes.