Entre los hombres se va extendiendo la conciencia de que deben acudir al urólogo a partir de los 50 años para revisiones periódicas de su próstata -desde los 40 años si se trata de personas con familiares de primer grado que hayan tenido cáncer de próstata, el más frecuente entre varones-.
Aun así, solo el 43% de los hombres españoles se somete a controles preventivos rutinarios, a pesar de la importancia que tiene una identificación precoz: más del 75% de los casos de cáncer de próstata o de testículo pueden superarse si hay una detección temprana.
Ante esta realidad, el movimiento “Movember”, quiere poner el foco sobre el cáncer de próstata, de testículo y otras patologías relacionadas aumentado el grado de concienciación de la sociedad.
El CPFCM se une a “Movember”, recordando el papel que la fisioterapia desarrolla ayudando a los hombres con patologías de este tipo.
“La fisioterapia no está integrada en los tratamientos oncológicos ni urológicos, que deben tener el componente interdisciplinar que necesitan los pacientes para afrontar en mejores condiciones estos procesos y agilizar su rehabilitación. Los fisioterapeutas deberían de formar parte de cada equipo, para conocer en conjunto cómo se valora al paciente, la intervención que se va a realizar y poder hacer su aporte profesional. Estamos hablando de mejorar la vida de las personas”, explica Carmen Mar Rodríguez Peñas, secretaria general del CPFCM y experta en suelo pélvico.
Vinculado con “Movember”, los fisioterapeutas madrileños también quieren visibilizar otros problemas relacionados con el suelo pélvico, ya que muchas personas piensan que solo afectan a la mujer.
“La población masculina debería ser consciente de la existencia e importancia del suelo pélvico y de los problemas relacionados con el mismo, para poder acudir al fisioterapeuta cuando sea necesario. Hemos de normalizar el trabajo de nuestra profesión en este ámbito y en ambos géneros a cualquier edad y no sólo cuando existe patología”, añade la secretaria general del CPFCM.
Señales de alerta
“Tras un proceso quirúrgico o radioterápico son frecuentes síntomas como la incontinencia urinaria, el dolor pélvico, de testículos o pene, disfunción sexual u otros síntomas como la plenitud de recto. También pueden aparecer otras patologías, como linfedema, o problemas como cambios de peso, pérdida de masa muscular, fatiga o problemas de alteraciones cardiovasculares, entre otros”, continua Rodríguez Peñas.
Además, si el hombre nota síntomas como dolor al orinar, aumento excesivo de la frecuencia, pérdidas de orina o disfunción sexual pueden ser síntomas de un suelo pélvico debilitado o de un cáncer. Ante cualquiera de estas situaciones hay que acudir a un especialista médico para que realice un diagnóstico.
En muchos de estos casos, la fisioterapia va a aportar importantes mejoras:
- Preparación previa a una cirugía (prehabilitación). Para que el paciente la afronte en las mejores condiciones, contribuyendo a que su recuperación sea más rápida y menos dolorosa.
- Rehabilitación tras una cirugía de próstata. Ayuda a tratar secuelas como incontinencia urinaria y disfunción eréctil, fortaleciendo la musculatura perineal y recuperando el control urinario.
- Rehabilitación tras una cirugía abdominal o proctológica. Recuperando la elasticidad y fortaleza de los tejidos afectados, previniendo adherencias y otras complicaciones.
- Incontinencia urinaria. Cuando se produce incontinencia (por esfuerzos al reír o toser), el tratamiento de suelo pélvico permite fortalecer la musculatura y recuperar el control.
- Incontinencia fecal. Para recuperar el control sobre gases y heces.
- Vejiga hiperactiva. Para mejorar síntomas como urgencia urinaria y frecuencia miccional.
- Prostatitis. Como complemento al tratamiento médico, para reducir la dificultad al orinar, dolor perineal y eyaculación dolorosa.
- Dolor pélvico crónico. Aliviando el dolor.
- Síndrome miofascial pélvico. Mejora los síntomas, como puntos gatillo y dolor en la zona.
- Estreñimiento. Si se cronifica, aumenta la presión sobre esta zona y puede ser perjudicial para el suelo pélvico. La fisioterapia mejora la sensibilidad y función de la musculatura anal.
- Disfunción sexual. Al fortalecer el suelo pélvico se puede mejorar la función eréctil y el rendimiento sexual.
Soluciones
“La fisioterapia utiliza diferentes técnicas para abordar estos problemas, como los ejercicios de Kegel, terapia manual, radiofrecuencia, electroestimulación o la reeducación de la respiración con ejercicios de tonificación o de relajación, entre otros. Son tratamientos muy efectivos, siempre que el paciente mantenga una constancia y asuma un correcto cambio de hábitos”, señala la secretaria general del CPFCM.
Previamente, siempre hay que consultar con un fisioterapeuta, no realizar cualquier tipo de ejercicio de manera autónoma, ya que efectuarlos de manera incorrecta puede añadir presión sobre otras zonas y empeorar el problema.
En cambio, el fisioterapeuta propondrá un tratamiento personalizado y realizará un seguimiento exhaustivo del paciente para controlar si está realizando correctamente esos ejercicios y la evolución:
- Ejercicios de Kegel. Para aprender a realizar una correcta contracción muscular en la zona, trabajar la resistencia y la fuerza en diferentes niveles, y relajar el suelo pélvico de manera correcta.
- Terapia manual: Manipulación y estiramientos para relajar y mejorar la función de los músculos y ligamentos del suelo pélvico.
- Electroestimulación: Estimula y fortalece los músculos del suelo pélvico a través de pequeñas corrientes eléctricas.
- Biofeedback: También fortalece los músculos débiles del suelo pélvico y entrena la relajación de los músculos hiperactivos y tensos del suelo pélvico.
También es importante mantener un estilo de vida saludable, lo que incluye: realizar actividad física, una correcta alimentación -cuidar la dieta disminuye un 66% el riesgo de padecer cáncer de próstata, según datos de la Asociación de Cáncer de Próstata (ANCAP); y ayudará a evitar sobrepeso o estreñimiento, entre otros beneficios-; evitar esfuerzos al orinar -ni retener ni forzar- o tomar precauciones al levantar objetos pesados para evitar lesiones en la zona del suelo pélvico -doblando las rodillas en lugar de la espalda-. Y evitar tabaco y alcohol, que pueden contribuir a generar problemas de próstata y disfunción eréctil.
Una última recomendación: cuidado con los abdominales, ya que mantener fuertes estos músculos ayuda a reducir la presión sobre el suelo pélvico, pero algunos pueden resultar perjudiciales; con lo que conviene consultar previamente a un fisioterapeuta.
Sobre “Movember”
“Movember” surge de la unión de las palabras inglesas moustache (bigote) y November (noviembre). El movimiento nació en Australia en 2003, cuando un grupo de jóvenes se aliaron para visibilizar la enfermedad de un amigo con cáncer de próstata. Se les ocurrió dejarse crecer el bigote durante el mes de noviembre.
Con el tiempo se fueron uniendo mujeres con bigotes postizos y la iniciativa se ha extendido por todo el mundo a través de diferentes eventos en noviembre en torno al cáncer de próstata, de testículo y otras patologías relacionadas y para recaudar fondos que apoyen la lucha contra estas enfermedades.
En España, el cáncer de próstata es el más común entre hombres y se estima que se diagnosticarán más de 29.000 nuevos casos en 2023, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Sin embargo, el 80% de los pacientes con cánceres de próstata de baja agresividad y muy localizados sobreviven, aproximadamente, más de diez años sin que sea necesario aplicar tratamiento, según ANCAP.
